Un jinete que cruzó por el campo,
(por ejemplo).
El que sabe, con sólo ver el rastro puede deducir
(si el animal es de terreno arenoso, blando, duro
o piedra): "si es vecino del lugar, a qué hora más
o menos pasó, si es hombre mayor o muchacho el que
monta, si va en busca de animales o va cruzando simplemente,
qué clase de meztización es el caballo, es decir criollo
o puro o cruza ya sea pesado o liviano, porte del
animal, si es muy nuevo (domado) o caballo hecho de
4 a 6 años; si viene viajando desde lejos, si el caballo
está flaco, gordo o agotado, en ciertos casos si el
animal es hembra y a veces hasta de qué color de pelo
puede ser. Sin contar los defectos físicos que pueda
tener, ya sea rengo, manco, lumanco, chapino o pasuco
(animal de doble paso, no tiene trote). Además del
rumbo que lleva.
Estimado lector: ¿usted cree que confundíamos los
rastros de las pocas pasadas que hacía Bairoletto,
con las de los vulgares ladrones de ganado de la zona?
No, había una gran diferencia hasta en su itinerario.
El rastro vacuno es también muy conocido, quién no
ha visto alguna vez uno, pero de ahí a saber sus costumbres,
en campos abiertos por supuesto, su modo de moverse,
de buscar ciertos reparos de día o de noche, por qué
lo hace, es el secreto que el hombre sabe. Y esos
son los conocimientos que aplica.
Todos los animales en su estado natural y en su propio
ambiente son precursores de un sin fin de anuncios,
el hombre curioso los observa y de ellos aprende,
copia tanta sabiduría como la que se puede encontrar
en las páginas de un buen libro escrito a tal efecto.
Cuando se escucha, ya sea de día o de noche, que la
hacienda se inquieta, las madres llaman a sus crías
insistentemente. Se produce un revuelo de balidos
y allá lejos otras vacas contestan, mugen y se amontonan
buscando los corrales u otros reparos.
Empiece a rezar si es creyente, pues no pasará mucho
rato que se producirá un fenómeno, ya sea terrestre
o celeste. Tenga la plena seguridad que algo sobrenatural
ocurrirá.
Pareciera que la vaca posee el don de la ubicuidad
cuando tiene cría chiquita de dos o tres días de vida.
La esconde en lugar seguro, cuando siente sed, quizás
recorre 5 ó más kilómetros, es decir se aleja todo
lo necesario para saciar su sed.
Si en este lapso el ternerito que permanece bien oculto,
sin moverse, es molestado y huye, al salir disparando
da dos balidos muy curiosos y tan raros, que más se
parecen a un grito o chillido. La vaca no tardará
mucho rato en aparecer hecha una fiera, tirando cornadas
a cuanto bulto se le cruce, es muy, pero muy peligrosa
en estos casos. Hablo como es de imaginar de hacienda
salvaje.
Entre la oveja y la chiva es más fácil equivocarse
los rastros, ya que estos son casi parecidos en forma
y porte. Por supuesto, difieren entre sí. Como es
también distinto el comportamiento de ambas especies.
El rastro de la oveja refleja de hecho a su poseedor,
mansa y humilde. Son dos uñas paralelas que a veces
parecen unirse en la parle delantera. Tiene un cierto
parecido al rastro de la vaca, con la diferencia de
porte, como es de imaginar.
En cambio la chiva, hablar de este animalito, las
travesuras de este raro y juguetón que dicen fue creado
por el diablo, no cabe la menor duda que así sea.
Su rastro desordenado es un conjunto de pisadas de
distintos tipos y formas. También son dos uñas, pero
unidas, solamente en la parte trasera.
Es fácil individualizar a cada animal por su rastro,
pues es casual que una pisada se parezca a otra. Además
se mueven en forma rápida y en grupos numerosos, de
modo que donde cruzan van haciendo una rastrillada
muy difícil de equivocar. Es un animal muy curioso
de observar en su comportamiento, causa risa y rabia
a la vez, es tan de mala cabeza la pobre que con tal
de caminar a la deriva, abandona a sus propios hijos.
Esta posee también algo así como una brújula loca,
que en vez de señalar los puntos cardinales, sabe
de qué cuadrante soplará el viento, qué es importante
saber para el movimiento de los animales, pues en
su mayoría, hasta el hombre se guía por él.
Por las tardes se rodean las cabras en la playa o
corrales del puesto, cuando ésta se echa a descansar
rumiendo despreocupadamente, la mayoría de ellas apuntan
con su cabeza hacia el punto que soplará el viento,
ah! y que no sea noche de luna llena, porque a cualquier
hora se escucha cierto movimiento, dos o tres balidos
y adiós chiva, salen al viento como loco sin sombrero,
nunca se pierden, pero si se las come el vecino.
Luego viene el rastro de la mula, que siendo hija
de la yegua y el burro no se parece a ninguno de los
dos. Además ya para 1930 al 40, fecha de la que estoy
escribiendo, creo que ya tendía a desaparecer hoy
la mula propiamente dicha, que era hija de la yegua
criolla, por lo tanto tenía porte y color de pelo
característico, al que nosotros, hombres de campo,
le llamábamos color de mula por no saber definir esta
variedad de pelo.
Creo en mi modesta opinión, que el mular cambió de
color del pelo con la meztizacion de la madre, porque
el padre fue siempre un burro con color de burro.
En conclusión: rastros es la impresión hecha en el
suelo por las patas de los animales, cualquiera sea,
desde el elefante a la hormiga. Un ave que vuela deja
su rastro en el espacio, según los entendidos, lo
que ocurre es que nuestro ojo no lo puede ver.
Rastros del pasado: tierras, bardas, cañadones, lomas,
hondonadas y cerros, volcanes. Todo te señala con
dedo sabedor loque fue aquello. Y también cómo se
está destruyendo en forma muy lenta pero segura. La
piedra misma con ser un material tan duro se avejenta
y se rompe. En la pampa hay lugares muy visibles de
este fenómeno natural, no se necesita ser un genio.
Rastros del presente: vegetación, los animales, ríos,
huellas, es decir caminos que ya han desaparecido,
población, pozos para extraer agua y todo aquello
que está hecho por la mano del hombre y confirmando
los rastros del presente están las viejas cruces y
sepulturas por doquier que también han desaparecido.
A los rastros del futuro, no lo puedo predecir me
los imagino como un gigante destructor, ojalá esté
muy equivocado.
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