Aquellos juegos

por Raúl "Buby" García Córdoba




El Barrilete



Todo el año, y de acuerdo a la temporada, se producía el resurgimiento de alguna variedad de juego o entretenimiento. De tal manera, entre los meses de julio y agosto, el barrilete era el señor del cielo pueblerino.
Cuando conseguíamos algunas monedas, corríamos a la librería de Varela a comprar papel de colores o caso contrario -y esto era mas habitual-, nos conformábamos con papel de diario.Detrás del barrilete, montábamos toda una "industria". Comenzábamos por cortar las cañas, las cuales abundaban tanto en casa de los abuelos como en la de Maidana. Elegíamos las mejores, ya secas, y con un cuchillo, las partíamos longitudinalmente, del tamaño que desearamos. Luego, las "pelábamos" prolijamente, y también dábamos el ancho que quisiéramos. La cantidad que preparábamos, iba en relación asimismo a la forma de barrilete que ibamos a confeccionar. Las atábamos fuertemente al centro y posteriormente, uníamos los extremos, a los cuales previamente habíamos dado forma de punta de flecha. El perímetro estaba dado por un trozo de hilo.
Cuando ya teníamos lista la "estructura", colocábamos la misma sobre el papel, y tijera en mano, cortábamos éste de acuerdo a la forma que tuviera el bastidor, dejando un ancho superior en algunos centímetros mas por cada lado. "Tras cortar el papel, a la altura de las cañas transversalmente, doblábamos al mismo sobre el hilo. Esta "oreja" era pegada por dentro con engrudo. Este pegamento casero era facil de hacer: un poco de harina; agua y un poco de "batido".
Ya pegado el papel, colocábamos "los tiros". Aquí era donde poníamos gran cuidado, para que la fuerza que hiciera al elevarse, fuera pareja desde los dos extremos en que se anudaba y el centro desde donde partía otro hilo, uniéndose en un punto a determinada distancia. Si las medidas no eran correctas, no lograríamos nunca que el barrilete alzara su vuelo. Posteriormente, atábamos la punta de "la madeja" de hilo con que contáramos. Los "tiros" de la cola, igualmente requería atención, ya que en su mitad, hacíamos un pequeño lazo, donde anudaríamos la cola de trapos o bolsas. Si este material era escaso, para evitar que se nos vienera abajo la cometa, por el poco peso de este "lastre", nos ingeniábamos atando alguna rama de tamariscos o de olivillo. A veces anudábamos alguna hoja de afeitar en esta cola, acto éste realizado con toda "premeditación y alevosía". Tenía como finalidad lograr que el filoso acero, rozara el hilo de algún otro barrilete y así conseguir que se cortara. Este, huérfano de la fina hebra en que se sostenía en la altura, cabeceando pesadamente o en giros locos y grotescos, se precipitaba a tierra. Ello, ante la algarabía de los causantes y sus seguidores, y las irreproducible imprecaciones del afectado...
Los "armazones" podían ser de dos; tres o cuatro cañas. Eran los mas comunes. Y de acuerdo a esta cantidad, surgía su forma y la posterior denominación "cuadrados" (dos cañas iguales), o rombos (una mas corta que la otra); "cajones" (con tres cañas) y finalmente, con cuatro, podía resultar una "bomba"; "estrella" o "granada" (mitad "bomba" y mitad "estrella").
Algunos mas exquisitos, confeccionaban un rombo, pero con una caña arqueada, y entonces tenía"un corneta".Usábamos dos clases de hilo en madeja para remontar los barriletes El "lonero" (de color blanco), tenía menor resistencia, pero era mas barato. En cambio, el "choricero" (de color mostaza), era mas fuerte, y según la etiqueta, tenía 110 metros. Acumulábamos la mayor cantidad de hilo posible. Así podíamos "aflojar" éste en cantidad: dos o tres madejasa veces. En caso que el hilo se cortara, no nos preocupaba tanto que el barrilete se rompiera.La preocupación consistía en que no se nos perdiera mucho hilo, si habíamos "aflojado" mucho de la madeja. Cuando esto sucedía, corríamos tras el barrilete, en ocasiones por varias cuadras. Teníamos suerte si no se nos quedaba enredado en cables de energía eléctrica, o en la copa de caldenes u otros arboles. Si el deterioro era menor, y lográbamos la recuperación, reparábamos el daño con un parche. Caso contrario, había que confeccionar otro.
En la temporada, y por esos años un buen numero de plantas y líneas eléctricas, terminaban "decorados" con barriletes semidestruidos.En algunas oportunidades, agregábamos "flecos", que los hacían mas vistosos, y producían un sonido como de aleteo violento, al ser agitados por el viento.Una vez arriba, nos entreteníamos mandando "saludos". Para ello, acortábamos dos o tres "brazadas" el hilo, soltándola violentamente. Esto hacía que el barrilete "cabeceara", simulando saludar.
También sabíamos agujerear un papel, al que hacíamos trepar por el hilo, ayudados principalmente por el viento. Asimismo, si el viento no era demasiado fuerte y se mantenía constante, atábamos la madeja a un palo o al gajo de algún árbol, y jugábamos a otra cosa. De a ratos, controlábamos que el barrilete no se cayera.
Solíamos pasar el día remontando y bajando el barrilete, desde la mañana hasta el anochecer, ateridos de frío, pero felices. Con él, nosotros también volábamos.


| El barrilete | La Bolita | La Tarosta |





| Inicio | Contacto|
Subir
  Los textos, dibujos y fotografías que aparecen en este website están debidamente autorizadas para poder ser publicadas en el sitio. Quedando de esta forma prohibida cualquier reproducción sin el permiso explícito de los sus autores. © 2000-2002 COPYRIGHT