Curiosidades de la naturaleza,
equilibrio ecológico que se le llama, ley de supervivencia,
necesidad de comer, creo que es la más importante
ley de la vida, yo diría primordial.
El hombre de campo conoce casi todos los secretos
de los animales que lo rodean.
Así fue que siendo yo aún bastante pequeño escucho
decir a personas mayores que los gatos salvajes se
comían unos a otros iah la pucha!.
Por aquellos tiempos en el Oeste sólo se conocían
dos clases de gatos, el montés y al otro lo llamaban
gato pajero.
En estos últimos años que visito el Oeste del '80
al '90 me entero que ha aparecido otro gato de diferente
color. Un poco más largo, pero gato al fin.
El tiempo fue transcurriendo con sus idas y venidas
hasta que una húmeda y fría mañana quizás de 1930,
al pie de una pequeña bardita situada al Norte de
"Los Cerros Morados" vi la rastrilla de una feroz
pelea de gatos, esta oportunidad no era posible perderla
y empecé a rastrear a un lado y otro. La lucha, de
acuerdo a las huellas que se veían, era titánica.
Pequeños arbustos tales como melosa, yerba de vaca
y alguna pequeña jarilla de poca altura habían sido
totalmente destrozadas.
Además a consecuencia de la riña se veían mechones
de pelos de ambos contrincantes dispersos en contorno
al lugar, junto a unos redondeles formados en el suelo
por acción de la lucha.
De uno de estos círculos partió el rastro indicando
que uno de ellos había pagado con su vida la pérdida
del combate y su cuerpo era arrastrado hacia lugares
más espesos del monte.
La huella señalaba que el triunfador era el gato montés
pero de todos modos mi curiosidad me llevó hasta el
lugar donde estaban los despojos del vencido, que
por supuesto se trataba del gato pajero. Su rival,
no sé si por ley o necesidad le había comido una parte
importante del cuerpo. Sólo quedaban las patas, cabeza
y cola.
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