Hombre de unos 28 a 30 años.
Su modo de hablar indicaba claramente que sí era chileno.
Ojos verdosos, regular estatura, barba rala entrerrubia.
Aparecía de repente en forma misteriosa en casa de
los Reynoso. En "La Clara" año 1 928. Por supuesto
yo, de la vida no entendía nada, pero escuché una
vez a don Marcelino Reynoso, que hacia de patrón,
decir: ya viene a joder el chileno aquel. No salía
a recibirlo como era costumbre en el lugar.
Yo tenía dos amigos, el Lucho y Cochengo que jugaban
conmigo y me hacían travesuras, de ellos aprendí muchas
cosas buenas. Una vez me dijeron no te confíes de
Mulena, es un chileno sinvergüenza. ¿Qué hace? parece
tan bueno, conversador y alegre. ¿Qué tiene de malo?.
Que cuando sale de aquí es cierto que va a Chile pero
arreando todos los animales yeguarizos y mulares de
la zona que encuentra a su paso.
Lo que yo quiero contar que llamó mucho mi atención
es del modo que acondicionaba la carne quizá para
esos tan largos viajes, carneaba tres animales cabrios,
sacaba el espinazo completo la demás carne la charqueaba
bien finito: y salaba prolijamente con sal gruesa
La ponía a secar al sol, de noche la guardaba en lugar
seco. De este modo hasta que Ia carne empezaba a secarse.
Entonces la colocaba sobre unas chapas, se ponía botas
y pisoteaba mucho y la volvía a poner al sol, al cabo
de dos o tres días de efectuar esta operación la carne
seca se molía, entonces la apretaba de modo tal que
bacía unos pequeños paquetes bien atados con tientos
o alambres, embolsaba, todo esto, lo ponía sobre una
mula de carga y don Antonio Mulena desaparecía como
por encanto. No cabía duda de que si, se cruzaba la
cordillera.
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