Lebucó,
setiembre 16 de 1874
Al Sr. Reverendo Padre Marcos Donati.
Mi respetado Sr. de mi mayor aprecio
y respeto. Recibí su apreciada nota
del 10 del que rige, en la cual me impone
de las propuestas que se me hace, que yo
salga a guarnecer las fronteras y formar
nuestras familias a la par de los cristianos
y que entonces se nos aumentarían
las raciones y que me darían vacas
y ovejas y nos señalarían
campos donde situarnos; digo a Ud. que es
imposible aceptar tales aceptar tales proposiciones.
Mi padre, la vista los sucesos anteriores.
Siempre los tengo en mi cabeza, los cuales
se los haré saber por extenso: por
primera vez hubo una gran traición
en un lugar denominado laguna del guanaco,
donde resultó una mortandad terrible
luego de haber un quebrantamiento de pases,
de haber puesto una cruz y jurar por ella
que no faltarían a las proposiciones
por ambas partes aceptadas. Por este tenor
siguieron esos sucesos: segunda vez, en
el lechuzo, tercera en el Suace, cuarta
en la inmediaciones de Nangueloo, y por
este tenor en Luan Lauquen, en la laguna
del recau, dos veces en Lincaché,
en Tuai, en anguil, en prenancó;
Vea usted., todos los antecedentes que tengo
para no entregarme ciegamente. Yo trabajé
sin descanso a fin de conservar la paz,
pero salir a la cristiandad me es imposible,
porque todo hombre, Padre, todo hombre ama
el suelo donde nace. Sin otro motivo lo
saluda con atención y respeto.
Mariano
Rosas
Texto
extraido del libro "Pampas del Sud",
de la A.P.E. y la Subs. de Cultura de L.P.
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