NAICÓ
El
auge de la explotación forestal
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Muestra
100 años
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Mientras tanto la explotación
intensiva del bosque era de tal magnitud que
permanentemente partían los "trenes leñeros"
cargados con rumbo a Bahía Blanca. Lamentablemente
no hay datos estadísticos confiables que permitan
cuantificar la extracción de árboles, sólo
se encuentran datos puntuales en algunos informes
de gobernación, informes de empresas, etc.
Preciso es hacer notar, que simultáneamente
existen otras grandes explotaciones forestales
en parque Luro y en campos de algunos propietarios
rurales, tal el caso de Martínez Pando quien
tenía obrajes en su propiedad de varios miles
de hectáreas. -Comienza el ocaso:
Para la década del '20 la pujanza se mantiene.
Si bien la firma de Anzoátegui se retira quedando
en manos del Banco de la Nación la venta de
sus tierras, el intento de crear y establecer
un área de quintas y chacras no halla un eco
favorable: ocurrió que la mayoría fueron comprados
por unos pocos adquirentes volviendo a convertirse
en propiedades mayores.- La crisis de la década
del '30 con sus problemas financieros, y los
años de la ceniza, de las sequías y de las
plagas, motivaron el comienzo de la decadencia.
El endeudamiento de muchos productores, la
disminución de las explotaciones forestales,
la apertura de la traza de la ruta nacional
35 que se presentaba como una incipiente competidora
frente al ferrocarril, entre otros problemas,
causaron un paulatino despoblamiento, cuyo
nuevo destino fue mayoritariamente Santa Rosa,
Toay y Bahía Blanca.-Un instante de bonanza:
Así estaban las cosas cuando se produjo la
Segunda Guerra Mundial. La falta del carbón
de Cardiff que alimentaba las calderas de
las locomotoras motivó una crisis que tuvo
como paliativo la leña de caldén y otros sucedáneos.
En el caso de Naicó se reactivaron las explotaciones
forestales lo que reavivó al poblado. Parque
Luro fue el mayor proveedor, a tal extremo,
que se construyó un ramal ferroviario desde
las inmediaciones de la estación hasta las
hachadas. Grupos de afanosos peones polacos
instalaron rápidamente las vías que partían
poco más al sur de la estación, desde el "molino
de la empresa como era llamado por los lugareños.
Según me informara un viejo conductor de locomotoras,
salía un tren diario con unos 40 vagones que
llevaban 30 toneladas cada uno, en el período
1943/45. Poco tiempo después, cesó esta explotación
desmedida y se levantaron las vías, quedando
como mudo testigo el talud que aún es visible
en los campos que cruzaba.- Un párrafo especial
merece este molino, puesto que era el proveedor
de agua apta para consumo de los pobladores,
ya que la que se localizaba en el pueblo era
salobre. Mediante una cañería y grifos, abastecía
al lugar.-Hacia el ocaso final: La bonanza
que habla regresado, no duró mucho más. El
fin de la guerra, la pavimentación de la ruta
nacional 35, la crisis ferroviaria y el Plan
Larkm. impulsaron el éxodo rural y llevaron
al ocaso del pueblo. Las hachadas disminuyeron
drásticamente y en su lugar tomó importancia
la cría de bovinos, en mucho casos de excelente
calidad, a partir de la implantación de rodeos
de pedigree. Un caso era el establecimiento
"Naicó', que criaba ganado Shorthorn desde
la década del 40 con vientres y padres adquiridos
en Palermo, y otro tanto hacía con ovinos
y aves.- La interrupción definitiva del ferrocarril
en la década del '60 y su reemplazo por el
transporte automotor, como también la introducción
de maquinaria agrícola moderna, fueron quitando
puestos de trabajo y las viviendas y negocios
se quedaron sin pobladores. Sólo la escuela
para muy pocos niños, el destacamento policial,
algún arraigado habitante y una pequeña casa
de comercio quedaron como testigos de un pasado
más venturoso.- Las últimas décadas han permitido
observar el auge de la caza mayor de ciervos
y jabalíes en esa región. El notable impulso
que ha tomado se manifiesta a través de la
existencia de varios cotos de caza y la instalación
de un hospedaje para cazadores.- Otro emprendimiento
atípico, fue el que durante los años 80 se
desarrolló con la explotación de un yacimiento
de arcilla con destino a la fábrica de cerámicos
que se instaló en Toay, hasta que cesó su
funcionamiento.
Hoy en día es un "pueblo muerto" al que lo
azotan los vientos, los incendios y el olvido.
Los caminos que llevan hasta sus ruinas no
siempre son transitables, sea por el barro
o por el polvo. Si bien hay algún intento
de crear un circuito cultural y/o turístico
con la recreación del viejo tren que iba de
Toay hasta General Acha, nada se observa en
el horizonte que permita pensar en su renacimiento.
Mientras tanto, algún cineasta utiliza como
decorado de sus filmaciones lo poco que va
quedando de aquello que supo ser el sueño
de tantos que yugaron con el hacha y el arado,
pensando en un futuro mejor.
Prof. Raúl O. Hernández Fac. Cs. Humanas UNLParn
- Diario "La Arena" - Sup "Caldenia"
- 16 Diciembre 2001- |
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