Por
la Huella del Tigre
Caminos
de Nahuel Payún

Boletín
cultural de entrega gratuita
(Edición
digitalizada)
•
Víboras en La Pampa
Los
ofidios son reptiles a los cuales la evolución
ha desprovisto de extremidades que le
permitan desplazarse, algunas especies,
las mas antiguas, aún conservan
vestigios óseos de dichas partes;
pero en reemplazo adquirieron una elongación
de su cuerpo junto con movimientos de
reptación para cumplir la misma
función.
Las comúnmente llamadas víboras
se reproducen a través de huevos,
la gran mayoría de las especies
son ovíparas (ponen sus huevos,
los cuales son incubados por ellas o puestos
en lugares cálidos para su incubación),
pero otras son ovovivíparas (éstas
últimas conservan los huevos en
su interior hasta el nacimiento de sus
crías).
Su alimentación es muy variada
y consiste principalmente de pequeños
roedores, lagartijas, sapos y ranas, aves,
huevos y otras víboras. Para poder
ingerir dichas presas, que comúnmente
presentan un gran porte en relación
a su tamaño, poseen mandíbulas
con articulaciones altamente móviles.
Al ser animales de sangre fría
que invernan, muchas veces una sola presa
les es suficiente para poder vivir todo
el año. A causa de que sus sentidos
de la vista y el olfato están poco
desarrollados es que presentan lengua
bífida; con la cual captan partículas
(con olor y temperatura) y las llevan
hacia el llamado órgano de Jacobson,
ubicado en su paladar, y esté se
encarga de transmitir la información
al cerebro.
Algunas grandes víboras, como las
pitones y boas constrictoras que son aglifas
(sin colmillos), llegan a consumir grandes
mamíferos; pero no serán
detalladas por no encontrarse estas especies
dentro de la fauna de nuestra provincia.
Hoy en día, luego de su período
invernal (a principios de Octubre), no
solo se las puede hallar en su estado
salvaje; sino que debido a que el hombre
se ha insertado en su hábitat natural,
para desarrollar actividades tales como
la agricultura y la ganadería,
es que se encuentra propenso a toparse
con una de ellas y ser victima de sus
“picaduras”. Por esta misma
razón ellas también se han
tenido que adaptar a estos cambios y se
han visto obligadas a buscar posibles
presas en lugares comunes para el hombre
como ser: gallineros, galpones, baldíos
y hasta patios de casas de familia.
Muchas de ellas para tener una caza segura
están provistas de venenos, que
es el principal motivo para que el hombre
las considere peligrosas.
Pero es mucho lo que se habla y realmente
poco lo que en verdad se conoce de ellas.
Por esto se intentará dilucidar
algunas características desconocidas
y también echar por tierra, viejas
y sobre todo, erróneas creencias.
En nuestra provincia existen 5 especies
peligrosas:
-
Bothrops ammoytoides, “yarará
ñata”
- Bothrops newiedii, “yarará
chica”
- Bothrops alternatus, “yarará
de la cruz”
- Crotalus durissus, “víbora
de cascabel”
- Micrurus frontalis, “víbora
de coral”
Las
cuatro primeras pertenecen al grupo
Serpentoides y son de la familia Viperidae,
algunos autores ponen a la “víbora
de cascabel” en la familia Crotalidae.
Todas las especies de este grupo son
venenosas y se caracterizan por poseer
una cabeza marcadamente triangular,
hocico respingado, pupilas elípticas,
colores obscuros; presentar una cola
corta y ser de movimientos lentos.
Ante una situación de peligro
tienen un carácter netamente
defensivo. Sus colmillos son de tipo
tubular y retráctiles, es decir
que se erectan solamente ante una mordida.
En el veneno inyectado por éstos
predominan las hemotoxinas sobre las
neurotoxinas, esto provoca daños
en los vasos sanguíneos, afectando
todos los tejidos alrededor de la picadura,
así la piel toma un color púrpura
fuerte y ennegrecido. Sin la debida
aplicación del suero antiofídico
a tiempo, el paciente puede morir a
causa de un paro renal.
El otro grupo de víboras es el
Culebroides, y al contrario de lo que
se piensa, en éste también
existen especies venenosas. Tal es el
caso de nuestra elegante y colorida
“víbora de coral”
perteneciente a la familia Elapidae,
siendo la más peligrosa de nuestra
provincia, aunque los casos por picaduras
de éstas son mucho menos frecuente
que las demás. A esto se debe
sumar que en nuestro país no
se fabrica el suero antiofídico
para dichas víboras y además
se opte por importar medicamentos farmacéuticos
de uso más frecuente que dicho
suero, que además pasado un tiempo
ya no cumple su función. De ésta
manera una posible víctima por
mordedura de coral está destinada
a perecer por acción de su veneno,
que al contrario de las demás
víboras peligrosas de La Pampa,
predominan en él las neurotoxinas,
que causan un malestar general actuando
sobre el sistema nervioso, afectando
todos los sentidos. La muerte del paciente
puede ocurrir a los pocos minutos de
ocurrida la mordedura a causa de un
paro cardio-respiratorio.
Una crítica que se puede hacer
con respecto a este tema, es que en
muchos hospitales de nuestra provincia
(sobre todo los pueblerinos) muchas
veces los profesionales desconocen todo
los referido a las víbora. Esto
hace que ante una víctima de
mordedura no se sepa identificar rápidamente
que especie fue la atacante, para poder
prestarle la atención debida
al paciente, más teniendo en
cuenta que en algunos casos la línea
entre la vida y la muerte depende de
una pocas horas y a veces de hasta minutos
(tal es el caso de la mordedura de coral).
En este grupo también se encuentran
las culebras o falsas víboras,
que son totalmente inofensivas por no
poseer veneno. Algunas para persuadir
a sus depredadores, aparentando una
pseudopeligrosidad, han adoptado tamaño,
morfología, color y comportamiento
similares a los de las víboras
peligrosas. Carácter éste
por el cual de las llama vulgarmente
falsas víboras.
Todas las especies del grupo Culebridae
(peligrosas o no) se caracterizan por
tener una cabeza y hocico redondeados,
como así también sus pupilas;
y su cuerpo y cola son angostos y alargados.
Sus colmillos pueden ser total o parcialmente
acanalados. Presentan un carácter
manso, tal es así que ante una
actitud extraña se escabullen
rápidamente y solo atacan si
son molestadas o atacadas.
Algunos ejemplos de culebras o “falsas
víboras” presentes en nuestra
provincia son:
- Lystrophis semicinctus, “falsa
coral ñata”
- Oxyrhophus rhombipher, “falsa
coral de rombos”
- Oxyrhophus linnaeus, “falsa
coral”
- Lampropeltis triangulum, “falsa
coral”
- Lystrophis histricus, “falsa
yarará ñata”
- Pseudotomodon trigonatus, “falsa
yarará ojo de gato”
- Tomodon ocellatus, “falsa yarará
ocelada”
- Lyophis poecilogyrus sublienatus,
“culebra”
Para
identificar una falsa coral de su verdadera
debemos observar sus anillos ( negros,
blancos, rojos y hasta amarillos) que
son incompletos sobre el vientre en
las primeras y totalmente completos
en la verdadera coral.
Es bueno decir que es realmente poco
lo que se conoce sobre la peligrosidad
o no, de los posible híbridos
que pueden resultar de la cruza de una
especie “verdadera” y de
una “falsa”, debido a la
falta de compañeros para la reproducción
en alguna de las especies.
Con menos frecuencia solemos encontrarnos
con las llamadas viboritas ciegas o
viboritas de dos cabezas pertenecientes
a la familia Amphisbaea que son muy
vistosas y totalmente inofensivas. Pero
estás son muy diferentes a las
víboras e incluso no pertenecen
al grupo de los ofidios. Estas especies
son aglifas y se alimentan de insectos.
En muchos casos, a simple vista no se
diferencia la cola de la cabeza, de
aquí que las llame “viboritas
de dos cabezas”. Su sentido de
la vista esta muy atrofiado debido a
que llevan una vida totalmente subterránea,
muy parecida a la de las lombrices.
Por dichos hábitos es que también
se conoce muy poco de su biología.
Por último es conveniente dejar
en claro que aunque algunas víboras
puedan resultar peligrosas para el hombre,
son parte de un ecosistema que las necesita
para regular a otras poblaciones como
las de los roedores.
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