Eduardo
Gutiérrez
El
hombre y su obra
Nació
en Buenos Aires en 1851. A su tío Bartolomé Hidalgo,
creador de "cielitos" su hermano Ricardo, poeta
guachesco y luego prestigioso médico y su cuñado
Estanisláo del Campo, autor del "Fausto" criollo,
seguramente habrán influido en su formación literaria.
Desde adolescente se ganó la vida en las redacciones,
narrando episodios de las guerras civiles, la
vida de los caudillos o simplemente robos y crímenes
que conmovieron la ciudad y campaña.
Diez años de su vida pasó como oficial en la frontera
peleando al indio. De esta época es su excelente
libro "Croquis y siluetas militares". Posteriormente
se dedicó de lleno a la composición de folletines.
La popularidad de sus escritos, lo llevaron a
editar en prestigiosos periódicos de la época.
Su estilo romántico e imaginativo a la vez que
trágico, plasmó en el sentimiento del pueblo las
hazañas y desdichas de seres humanos que padecieron
en carne propia las injusticias sociales de una
época.
Fue autor de una treintena de libros, periodista
diversificado en kilométricos trabajos y folletinero
infatigable, inspirado en tipos humanos reales,
de mayor o menor heroicidad, pero marginales por
su origen, circunstancias personales o sociales.
Entre sus más conocidos títulos figuran: "Cipriano
Cielo"; "Los Hermanos Barrientos"; "El Tigre del
Quequén"; "Hormiga Negra"; "Santos Vega"; "El
Matrero"; "La Muerte de Buenos Aires"; "Juan Cuello"
"Pastor Luna"; "Juan Moreira"; "El Rastreador",
etc.
Ciertamente su éxito más rotundo lo obtuvo con
un folletín que escribió en 1882, donde presentaba
un personaje valeroso y noble; producto de una
época y lugar: Juan Moreira. A poco andar esta
obra sentaría las bases del teatro nacional cuando
es presentada por los hermanos Podestá, en su
famoso circo, a la consideración del público.
Llegó a hacerse tan popular la teatralización
de la obra de Gutiérrez, que algunas autoridades
de época la prohibieron porque era ejemplo "peligroso
eso de andar matando milicos en los circos" -
Si bien por su edad, Gutiérrez cabría entre los
intelectuales de la generación del '80, no lo
fue por su orientación y estilo. El permaneció
fiel a los gauchos, lo que le valió, tal vez ser
"un proscripto de una razonable gloria, siquiera
menor". según León Benaros.Fuente:
Diario "La Arena" - suplemento centenario
de Toay- Autor Walter Cazenave - 9 de julio -
1994
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