Edición digital


<< Volver

Toay- abril -2008




Volver al pago por Juan J. López

 

Toay, Santa Rosa, Buenos Aires, Ezeiza, San Pablo, Milán, Barcelona, Cambrils…A una horas de emprender el extenso itinerario charlamos de pasada con Rubén Olié, Pino para los amigos; un "nacido y criado" que alguna vez tomó ésa decisión:
la de emigrar hacia la madre patria.


¿Cuándo y por qué te fuiste a España?
Me fui hace tres años más o menos.
¡Agarré coraje y arranqué nomás!…, para no quedarme con la duda.

¿Influyó tu situación laboral de ese momento?
No, porque yo estaba laburando bien acá, pero…¿viste que siempre está el sueño de viajar y nunca te animás por una cosa u otra? Ya sea por un tema económico o simplemente por no arriesgar porque no sabés cómo te va a ir. Bueno... es cuestión de tomar la decisión y animarse.

¿Cómo te fue cuando llegaste?
Y… el primer mes quería irme al carajo, me quería volver. Caí en Cambrils, un pueblo a 100 kms. de Barcelona, sin trabajo, sin plata, hacía mucho frío. Llevé unos pesos de acá que allá eran nada, porque cuando cambié la plata me dieron "2 mangos". ¡Veía todo caro porque convertís todo! Compraba cualquier cosa y enseguida me ponía a pensar cuántos pesos eran, por ejemplo una gaseosa a 12 ó 15 pesos…, y así hasta que empezás a trabajar y a cobrar en plata de allá. El primer mes fue muy duro, después más o menos la fui piloteando y ahora ya estoy bastante canchero.

Teniendo en cuenta el costo de vida, ¿allá se gana más?
Y sí… es mejor sueldo, obviamente depende del trabajo que hagas; tal vez se gana un poco más, pero no hay una gran diferencia; la diferencia la hacés cuando podés juntar unos mangos y los convertís en pesos.

¿Cuál es tu trabajo?
Trabajo en un restaurán, me ocupo de enseñarles el trabajo a los camare-ros nuevos, porque la mayoría de las personas que ocupan son jóvenes sin experiencia; también estoy en la barra hasta que empieza el trabajo fuerte y voy para la cocina. Eso es en verano, que hay mucho laburo... pero en invierno se complica.

¿Siempre trabajaste en ese lugar?
En temporada sí, siempre trabajé en el mismo lugar, pero también tuve otros laburos.

¿Y ahora con qué perspectivas volvés?
Primero vamos a ver si entro (risas), y después volver al mismo lugar donde laburaba; pero… ya no voy con tanto "hambre" como cuando fui la primera vez, que vas pensando "plata plata plata" y hacés lo que sea por un poco de guita. Ahora uno se pone un poco delicado…, con menos ganas de trabajar…, más vago… ¡Y un poco también que te acostumbrás a esto!

¿Cómo es eso?
¡Claro! Yo desde que llegué a Toay estuve todo el verano sin hacer nada, ¡y el tema va a ser volver a trabajar! (risas). Pero bueno… no es nada grave; además, el ritmo de vida es muy diferente…

¿Pensás en volver definitivamente para acá en algún momento?
Y… siempre te tira el pueblo, el lugar donde uno vivió toda su vida, pero soy consciente que si quiero progresar económicamente, y esto es muy personal, no me tengo que quedar acá. La idea es volver en algún momento para Argentina, pero todavía no sé cuándo ni adónde.

Los chicos de Toay que están allá ¿quieren volver?
¡Noo! Están laburando bien allá y algunos han formado pareja con chicas españolas. ¡No viene ninguno!

¿Hay muchos inmigrantes?
¡Muchísimos! La mayoría sudamericanos, también hay muchos de Europa del este y africanos.

¿Discriminación?
¡Sí!, con los africanos y sobre todo con los moros, que son los turcos: ¡no los quieren para nada! Con los argentinos está todo bien.

Y después de haber estado tres años
viviendo en un país del supuesto primer mundo ¿cuál es tu sensación al volver al pueblo, al supuesto tercer mundo?
¡Te agarrás una tristeza, hermano! ¡Llegás acá y te querés ir otra vez! Ves todo de otra manera; no sé cómo explicarlo, pero el hecho de estar afuera tanto tiempo y volver te permite ver otras cosas, otras situaciones a las que antes uno no le daba bola o simplemente no las percibía.
Hablando por teléfono te enterás de todo: comentarios lindos…, feos…, que muchas cosas han cambiado…, entonces uno se hace una idea en base a eso y venís pensando tal o cual cosa, pero resulta que cuando ya estás acá ¡nada cambió, o ese cambio es mínimo!

Una visión pesimista que le dicen...
Sí, pero también es una visión realista. Es muy fuerte el impacto cuando llegás después de unos años al pueblo; a mi pueblo, el lugar donde me crié.

¿Seguimos siendo un pueblo?
¡Qué sé yo!... Pareciera que se va perdiendo esa condición. Andás por la calle y hay más gente, se ven muchas caras nuevas, ¡y no conozco a nadie! Pero bueno… creo que eso le pasa a uno que llega después de tanto tiempo, ¿no?-





































 

"La Pensadera" dispone sus páginas para todo tipo de expresión cultural.
Correo electrónico: lapensadera@yahoo.com.ar - TE 498441. Año 2008