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Toay- Octubre -2007

Especies en peligro Por Rodrigo Aldama

 

Hace solo un mes, la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) hizo pública su Lista Roja de Especies Amenazadas. El principal motivo de la edición año tras año de esta lista es alertar a la población y aún más a los mandatarios políticos de todas las naciones, a tomar conciencia sobre los graves problemas que está causando sobre el normal desarrollo de las especies la actividad humana. En nuestro país la Fundación Vida Silvestre (FVSA) explica que “esta lista es global y a escala mundial lo que no siempre refleja la gravedad del estado de conservación de la biodiversidad a nivel de cada país. Así, una especie puede estar “bien” a nivel mundial pero semiextinguida en uno o más países. En la Argentina, por ejemplo, es el caso del yaguareté, el águila harpía, el delfín del Plata, el aguará guazú y el oso hormiguero (símbolo de la Fundación), que no figuran como especies amenazadas a nivel mundial, pero que localmente están en estado crítico. De hecho, ya se han extinguido de muchas provincias”.
El listado de especies argentinas que se encuentran en distintas categorías de preocupación es el siguiente:
“Extintas”: el zorro-lobo de las islas Malvinas y un insecto prácticamente desconocido para la enorme mayoría de los argentinos, el coleóptero acuático de D’Orbigny (Ranthus orbignyi).
“Extintas en estado silvestre”: tres especies de caracoles de los rápidos de Apipé (Corrientes).
“En peligro crítico”: la rana de la meseta de Somuncurá, el pino Paraná, el pato serrucho, el chorlo polar.
“En peligro”: el alerce, el palo rosa, el huemul, el gato andino, la ballena azul y el cardenal amarillo.
“Vulnerable”: el tatú carreta, el tiburón espinoso, la loyca pampeana, el tapir, el pájaro campana, el pudú, la tortuga terrestre, el flamenco andino, el ciervo de los pantanos.

Según teorías científicas nuestro planeta, al ser el único hasta ahora conocido con la condición de poseer vida, presenta la característica de “tender o fluir hacia al equilibrio”. Está de más decir que nunca llega a tal por los continuos cambios que la “vida” misma genera. Lo que estas teorías establecen es que la intervención exacerbada del ser humano sobre el planeta, ha generado en los últimos siglos un proceso de “convulsión planetaria profunda”. Este proceso origina, a su vez, que la Tierra responda de una manera “estrepitosa” para contrarrestar dichas intervenciones humanas. Esta “contra fuerza” sería la causante principal de los graves cambios climáticos que están ocurriendo actualmente, poniendo en “riesgo” la misma vida del ser humano. Recordemos que el hombre puede destruir en muy poco tiempo algo que a la naturaleza le llevo millones de años de adaptación crear y que es factible que una vez causado el daño le sea imposible volver a “crear”, como es la extinción de un animal o una planta. Vale aclarar que existe un sinfín de comunidades humanas que desarrollan sus actividades en forma armónica con el medio ambiente en donde viven; es el caso de comunidades aborígenes, permacultores (donde todo debe fluir), granjas ecológicas, etc. Aunque la “globalización” establezca que esto no tiene razón de ser, en un mundo donde “el mercado manda”. A mera acotación de quien escribe pienso que nuestro paso por la Tierra tiene una razón de ser si con pequeñas actitudes ayudamos a hacer un bien a la ecología mundial, aunque esto implique salirnos del estado de “comodidad” que nuestro “sistema” genera. Tampoco debemos caer en el pensamiento retrógrado de que “todo esta perdido”, aún hay mucho por ser y por dar.-





















 

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