Publicidad y Publicidades
A eso de las seis de la tarde comenzaba
el programa diario de la Propaladora VMA Toay con
la estridencia característica de La Española,
que era algo así como un pasodoble, muy en
boga en el espectro musical de la época.
Con un único "altoparlante", consistente
en una bocina ubicada en la cornisa de la Casa Antoci,
frente al Hotel La Cancha, el alcance del sonido estaba
circunscripto a unas pocas cuadras a la redonda. Durante
las tardes de viento pampa, aquellos famosos ventarrones
que se volaban todo, las notas musicales tomaban rumbos
erráticos en el aire y el esfuerzo de VMA Toay
era casi imperceptible al oído. O sea que no
se escuchaba nada, pero las transmisiones no se suspendían
ni por ésta ni por ninguna otra causa, del
tipo que fuere.
La programación musical estaba integrada por
composiciones de moda o no tanto: tangos, rancheras,
pasodobles, algún bolero... en verdad bastante
poco variada en virtud de la escasa oferta discográfica
de entonces, impresa en los legendarios discos de
pasta.
Se emitían avisos publicitarios de los comercios
locales, cuya redacción ofrecía algunos
relieves singulares. Mi amigo Goyo Rodríguez
Revizzo, con quien fuimos convecinos en Neuquén,
era un memorioso coleccionista de las publicidades
de la VMA Toay de la época, un documento de
valor inestimable para la historia del pueblo.
En Toay existía por entonces una sola empresa
funeraria, propiedad del Sr.Vendramini, equipada para
los servicios con unos impresionantes coches fúnebres,
alta gama diríamos hoy, tirados por unos no
menos impresionantes caballos negros. Asimismo tenía
un reluciente automóvil de alquiler, marca
Sraham Paige, único en el pueblo. El Sr. Vendramini
era una persona muy amable, de fina educación
e impecable presencia, conocido a nivel popular y
afectivo con el apodo de Pepín, hecho que él
aceptaba alegremente así como el de ser destinatario
de las bromas que andaban por ahí, referidas
a su oficio. La publicidad de la funeraria por la
VMA Toay, decía mas o menos:
Si querés vivir de juerga
hacelo con disimulo,
que al final Pepín te deja
entre Toay y Cachirulo...