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Toay- Noviembre -2007

...lo que el tiempo iba dejando por Wenceslao

 

Uno sabe en su ignorancia
lo que debe por vivir,
tal vez quiera conseguir
un cheque para esa cuenta,
pero sólo la osamenta
paga lo que debe por vivir.

No se si va a entender
eso de andar pagando,
pero el hombre sabe que andando
se le va gastando la vida,
y en cada pena concebida
ya va la deuda saldando.

Deuda que dura una vida
de alegría y sufrimiento,
mas si tiene sentimientos
no le va a costar saldar,
pero antes debe dar
sus penas para los vientos.

Para morirse tranquilo
sin dolores ni rencores,
para sentir los olores
de la tibia primavera
y masticando quimeras
hundirse entre las flores.

Ando pensando en la ausencia
esa ausencia que traslada,
esa ausencia que malcriada
lo lleva al hombre al olvido
y que el hombre por descuido
se va perdiendo en la nada.

Ando pensando tal vez
por esquivar la mañana,
si el silencio tiene ganas
de ser ruido alguna vez,
y si el ruido tal vez
quiera callar las macanas.

Ando pensando en vano
porque no hallo una respuesta,
quizás al subir la cuesta
en la loma de la vida,
esté el pasaje de ida
y junto a él... la respuesta.

Después de arrancar
cada pena con el canto,
después de que en cada llanto
se me moja la guitarra,
una alegría me agarra
y hay que ver hasta donde aguanto.

Si por mirar pa' bajo
no se puede ver el cielo,
tal vez mirando en el suelo
uno encuentre su pasado
y en el calor de un asado
seguro tendrá consuelo.

Hay que vivir pa' dentro
no hay que vivir pa' fuera,
tampoco hay una manera
pa' sentirse diferente,
el defecto de la gente
es mirarse... por afuera.
Y no voy a hablar de gente
porque no alcanza el calendario,
y pa' no entrar en el calvario
de todas las multitudes,
aunque está lleno de virtudes
siempre es mejor el canario.

Un día quise cantar
y fue caja mi pecho,
las vidas, que es un derecho
fueron las cuerdas templadas
y las penas que malcriadas
me rondaban con despecho.

Un día quise cantar
y pulsé un instrumento,
melodías como el viento
me brotaron del corazón,
y aunque no tenía razón
tenía mucho lamento.

Un día quise cantar
y sin saberlo grité,
grité tanto que no sé
si alguno me habrá escuchado,
y espero no haberle errado
por gritar lo que grité.
Un día quise cantar
lo que el tiempo iba dejando,
y me encontré tarareando
una triste melodía
y la sutil melancolía
de a poco me iba callando.

Y me quedé pensando
en la pampa y la llanura
y me dije ¡qué hermosura!
cuanto campo pa' correr,
y de pronto sin querer
me acordé de la amargura.-


untrebol@hotmail.com













 

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