Ayer recibí una anónima
en la cual se me preguntaba,
que si yo era ese señor
que de cantor me las daba.

A la anónima contesto
y de otra forma no puedo,
comprendo que algún "enriedo"
quieren meterme con esto.

Si se las da de inspirado
quien tan mal atropella,
yo tengo ideas más bellas
para dejarlo humillado.

La plata a mí no me sobra
pero la inteligencia sí,
y ese mozo que convida
no me va a vencer a mí.

Eso sí: desde ya digo
para que usted esté enterado,
no gana su inteligencia
con lo que otro ha publicado.

Sepa que no tengo eco
para decir ¡soy cantor!,
pero para improvisar
tengo ideas de mi flor.

"Dende ya" acepto el convite
aunque su nombre ha ocultado,
con esto queda invitado
para que tome desquite.

Bueno amigo me despido
y ansioso yo esperaré,
que me dé contestación…
y su nombre mandemé.-

A mis pobres versos

¡Despierten locos sueños!
que en mis libros dormitan,
despierten que ha llegado
la hora de vivir.
Imprégnense en la carne
de los seres que sienten,
que sufren y padecen
la alegría de existir.

Nútranse de la sangre
de esos seres vivientes,
asimilen sus ansias,
griten lo que ellos sienten,
traduzcan de la tierra
su sabroso lenguaje,
y démosle al futuro
nuestro sano mensaje.

Veinte años han dormido
mudos e indiferentes,
veinte años ¡oh! guardados
en mi cansada mente,
pensando no ser nada
solo un mito del ser,
pues la hora marcada
"por si sola ha llegado".

Despierten versos míos:
que os tenderé mi mano,
para que ella los lleve
por el suelo pampeano,
regalando el tesoro
de un ilusorio sueño,
que en mis divagaciones
he podido trazar.-