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Toay- Junio -2007

Misceláneas urbanas
Ser o no ser…
 
Por: Juan J. López


La arena es en Toay sinónimo mismo y acompaña el desarrollo del pueblo desde los tiempos prefundacionales, ya que el sitio elegido para trazar la nueva capital se hallaba (y se halla) en las márgenes de un gran medanal; un mar de arenas errantes que encontró en "el valle de Tuay" el resguardo necesario para aplacar su furia. El oleaje quedó estático, sepultando la posibilidad de una superficie plana con la extensión suficiente para albergar a la futura capital.

I - En una misiva del 13 de agosto de 1889, Benito Villanueva ofrece sus tierras para fundar en ellas un pueblo. La misma estaba dirigida al gobierno nacional, que por ese entonces trataba de adquirir un campo mejor ubicado que General Acha para erigir la nueva capital del territorio de la Pampa Central.
El "paraje de Tuay" contaba con importantes beneficios que lo convertían, sin dudas, en el lugar indicado: por orden del ministro de Guerra, desde 1883 había estado instalado un fortín entorno al cual se estableció una reducida población, algunas estancias y una pulpería y posta de mensajería. Además, confluían allí los caminos que desde Victorica y Trenque Lauquen seguían hacia General Acha; y el lugar era señalado como punto de empalme de los ferrocarriles: el ramal que desde Bahía Blanca iría hacia Río IV (FBBNO), se uniría en Toay con el que desde Buenos Aires llegaba hasta Trenque Lauquen (FCO).
Tales ventajas llevaron al entonces presidente Miguel Juárez Celman, a firmar el 26 de agosto de 1889 el decreto por el cual se reglamentaba la mensura de la futura capital. Para esa tarea, se destinó en 1890 a Gustavo Wesselhoefft, agrimensor de origen alemán cuyos informes destinados al Departamento Nacional de Obras Públicas consignan comentarios relevantes:
"…empecé inmediatamente la búsqueda de peones, pero no fue posible encontrar algunos en este punto…Toay, hasta ahora, figura solamente de nombre, ni hay nada más que una pulpería chica (posta de mensajería)…Es difícil encontrar un terreno llano para un pueblo de 40 hectáreas y bajo las condiciones debidas."
Resulta curioso saber que nuestro pueblo habría tenido 5 plazas públicas y 2 avenidas diagonales, pero el gobernador Ayala autorizó algunas modificaciones en el plano primitivo objetando un mejor aprovechamiento del terreno disponible: se suprimieron 4 plazas y se reemplazaron las avenidas diagonales por avenidas rectas, las cuales evitarían el corte arbitrario de las manzanas y atravesarían la plaza central. Se deduce entonces que nuestra plaza, tal como hoy la conocemos, es tan solo una cuarta parte de la plaza original, que estaba comprendida entre las actuales calles Balcarce, Roque Sáenz Peña, Mitre y San Luis. Un pasaje de la carta remitida por Juan Guillermo Brown el 18 se octubre de 1895 a Benito Villanueva, nos esboza la imagen fugaz:
“…la plaza está alambrada y sembrada con alfalfa y en su centro hay una gran pirámide levantada por el pueblo."
Sin embargo, el ambicioso proyecto urbanístico de Wesselhoefft en medio de tierras cuasi salvajes, se vería prontamente desvirtuado. Las razones fueron, en un primer momento, el lento crecimiento demográfico y más tarde, los ferrocarriles y la ubicación de sus respectivas estaciones.



II - En 1891 asume como nuevo gobernador del territorio el general Eduardo Pico, quien apoyaría al pueblo de General Acha en su afán por seguir siendo la capital (1). De aquí en más comienza a gestarse el desenlace de una intrincada sucesión de influencias e intereses políticos: el 1º de julio de 1894 se declara a esa población capital definitiva. Semejante noticia a poco más de una semana del acto fundacional de Toay debe haber enfurecido a don Guillermo, que a pesar de todo procede a fundar oficialmente su pueblo ocho días después.
Consecuentemente, la afluencia de colonos ya no sería tal: con un año de vida, Toay tenía aproximadamente doscientos habitantes en su planta urbana; además, desde los años prefundacionales quienes venían desde el este por el camino de Trenque Lauquen, eran interceptados por Tomás Mason en su estancia "La Malvina". Podríamos imaginar difusamente una escena de la época, con don Tomás a un lado de la carreta del viajero esperanzado, convidándolo efusivo y amable a no seguir hasta Toay…
Así las cosas, surge la suposición siguiente: la relación entre la poca cantidad de habitantes y los amplios espacios que el plano proponía, resultaba muy poco funcional para la vida cotidiana. Los vértices mismos de la plaza, en las actuales esquinas de San Luis y Balcarce o Mitre y San Luis, representaban puntos demasiado alejados, casi extraños para los primeros habitantes; cuyos días pueblerinos transcurrían hacia el otro sector de la plaza, principalmente en la actual esquina de Roque Sáenz Peña y Mitre; y, desde este punto, en el espacio comprendido una cuadra a la redonda. La tendencia pudo haber sido establecida por el fundador y su ostentosa propiedad; siendo ése, posiblemente, el ámbito primigenio para la vida social hasta 1897.

III - Aquel año llegaron a Toay los ferrocarriles: el de Bahía Blanca al Noroeste y el del Oeste. Los mismos, como factor determinante en pro del "engrandecimiento" de su pueblo, habrán sido la obsesión de Juan Brown desde el momento mismo de la fundación. En la carta ya nombrada, y luego de un escueto párrafo que describe "el adelanto que va llevando el pueblo", dice que "para que el éxito sea perfecto no se precisa más que el ferrocarril."
Indudablemente el tren vino a mitigar el duro golpe prefundacional de "la negación de la capital", gozando el pueblo un período de crecimiento sostenido hasta 1920 aproximadamente. Así, el desequilibrio con que las estaciones fueron ubicadas influiría para siempre en el proceso de desarrollo físico de Toay; la construcción de éstas hacia el sudoeste y hacia el este, determinó la expansión en esas direcciones. Al parecer, ciento diez años después el medanal existente en el sector norte se presenta como una consecuencia rotunda de aquella situación.
IV - Se torna extremadamente dificultoso precisar el momento en que se toma la decisión de eliminar tres manzanas de la gran plaza central (posiblemente a mediados de 1897), pero todo lo antedicho podría explicar porqué se optó por esa manzana y no otra, para ser el principal espacio público.
Nosotros, toayenses, poco reconocemos nuestro pueblo en ese plano, que nos asombra al observarlo por primera vez. La explicación, quizá, sea muy sencilla: ese plano denota explícitamente lo que Toay pretendió ser y oculta lo que Toay es. Haber perdido la oportunidad de ser la capital del territorio apenas una semana antes de la fundación, fue el hecho que eligió el destino para estampar su rúbrica. Cual vestigio que simbolizaba los efímeros ideales de progreso y grandeza, la traza pulcramente simétrica era descartada en función de una realidad imprevista.-

1 - Más tarde, la lucha de General Acha sería con Santa Rosa de Toay.

FUENTES: Toay, el pueblo, el pasado, el futuro. A. Forteza. // Suplemento del Centenario. La Arena.



























































 

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