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Toay- Julio -2007

Bibliotecas públicas Por Gabriela Ramírez

 

La biblioteca pública es una institución que vive para incrementar la cultura popular. Espiritual y culturalmente, la peor definición, la definición más alejada del verdadero sentido de una biblioteca pública, sería la siguiente: el local donde se guardan o almacenan los libros. Lejos de almacenar, la biblioteca se propone sacar esos libros del depósito y difundirlos en toda la comunidad.
La biblioteca pública es una entidad profundamente democrática, ya que es el único lugar donde los hombres de distintas ideas, actividades comerciales, religiones o razas están en armonía. En su recinto flota un espíritu que a todos los nivela y los hermana: el ansia de saber y la sed de superarse en lo que es patrimonio exclusivo del ser humano, el pensamiento.
La biblioteca pública se propone brindar a la población servicios culturales y sus principales objetivos son: hacer que el pueblo se acerque a las fuentes del conocimiento; crear en niños y adultos el amor al libro y el hábito de la lectura; colaborar con quienes desean perfeccionarse en el campo de su actividad o enriquecer sus conocimientos generales; propiciar el cambio de ideas y contribuir a la conservación del conocimiento escrito, entre otros. Se instala para atender una necesidad del pueblo: la de la lectura.
Interesa destacar la importancia que reviste coordinar la acción de la biblioteca con la de la escuela. Se complementan mutuamente. Deficiente será la instrucción que reciba el niño que no se habitúe a consultar libros y precaria la enseñanza del aula si no se complementa y prolonga en la lectura.
En las tareas de ambas hay una diferencia: a la escuela el niño asiste por obligación, a la biblioteca irá por propia voluntad. Surge así la diferencia que hay entre el trabajo del maestro y el del bibliotecario. El maestro pocas veces tiene que cumplir tarea de conquista, el educador al iniciarse los cursos recibirá los alumnos a quienes debe enseñar lo que el programa le indica. El bibliotecario -el bibliotecario infantil sobre todo- debe realizar tarea de captación, difícil y delicada, porque lo natural en el niño es que quiera expandirse físicamente y no permanecer quieto en un lugar fijo para leer, aunque es fácilmente ganado por la lectura cuando ésta estimula su imaginación.
Mientras llega un momento en que la escuela termina su tarea, al egresar el alumno, la biblioteca pública continúa sin otro término que el de la vida del individuo. En la ampliación de conocimiento, la actualización científica o el recreo de tipo intelectual no existe nunca el "programa cumplido".-


























































 

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