La biblioteca pública es una
institución que vive para incrementar la cultura
popular. Espiritual y culturalmente, la peor definición,
la definición más alejada del verdadero
sentido de una biblioteca pública, sería
la siguiente: el local donde se guardan o almacenan
los libros. Lejos de almacenar, la biblioteca se propone
sacar esos libros del depósito y difundirlos
en toda la comunidad.
La biblioteca pública es una entidad profundamente
democrática, ya que es el único lugar
donde los hombres de distintas ideas, actividades
comerciales, religiones o razas están en armonía.
En su recinto flota un espíritu que a todos
los nivela y los hermana: el ansia de saber y la sed
de superarse en lo que es patrimonio exclusivo del
ser humano, el pensamiento.
La biblioteca pública se propone brindar a
la población servicios culturales y sus principales
objetivos son: hacer que el pueblo se acerque a las
fuentes del conocimiento; crear en niños y
adultos el amor al libro y el hábito de la
lectura; colaborar con quienes desean perfeccionarse
en el campo de su actividad o enriquecer sus conocimientos
generales; propiciar el cambio de ideas y contribuir
a la conservación del conocimiento escrito,
entre otros. Se instala para atender una necesidad
del pueblo: la de la lectura.
Interesa destacar la importancia que reviste coordinar
la acción de la biblioteca con la de la escuela.
Se complementan mutuamente. Deficiente será
la instrucción que reciba el niño que
no se habitúe a consultar libros y precaria
la enseñanza del aula si no se complementa
y prolonga en la lectura.
En las tareas de ambas hay una diferencia: a la escuela
el niño asiste por obligación, a la
biblioteca irá por propia voluntad. Surge así
la diferencia que hay entre el trabajo del maestro
y el del bibliotecario. El maestro pocas veces tiene
que cumplir tarea de conquista, el educador al iniciarse
los cursos recibirá los alumnos a quienes debe
enseñar lo que el programa le indica. El bibliotecario
-el bibliotecario infantil sobre todo- debe realizar
tarea de captación, difícil y delicada,
porque lo natural en el niño es que quiera
expandirse físicamente y no permanecer quieto
en un lugar fijo para leer, aunque es fácilmente
ganado por la lectura cuando ésta estimula
su imaginación.
Mientras llega un momento en que la escuela termina
su tarea, al egresar el alumno, la biblioteca pública
continúa sin otro término que el de
la vida del individuo. En la ampliación de
conocimiento, la actualización científica
o el recreo de tipo intelectual no existe nunca el
"programa cumplido".-
