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Toay- Julio -2007

El barrio del sur Por Juan J. López - Muchas gracias a Ubilda Fernández de Prado

 

Aniceto Prado llegó a Toay en 1897, posiblemente trabajando en el tendido de las vías del ferrocarril. En aquellos últimos años del siglo XIX, el avance del acero era el avance de la civilización; y en un Toay esperanzado (siempre esperanzado), el tren traía los "aires" de optimismo que tanto urgían en un pueblo que antes de ser tal, recibía la noticia trágica; aquella que iba a determinar buena parte de nuestra idiosincrasia actual.
En una joven sociedad cuyos individuos, muchos de ellos inmigrantes, buscaban ávidos y simultáneamente la "gran" posibilidad del desarrollo personal, los comercios e instituciones comenzaban a surgir…

En el pueblo de Toay, 2º Departamento de la Pampa Central, a nueve de Febrero del año mil ochocientos noventa y ocho, los Sres. Aniceto Prado por una parte y Cipriano Iglesias por la otra, han convenido establecer un negocio mercantil frente a la Estación "Bahía Blanca y Nord Oeste" de este Pueblo con las cláusulas siguientes:
Iº - El negocio mercantil girará bajo la razón social Prado e Iglesias, y sus ganancias y pérdidas serán partibles en partes iguales.
IIº - El Capital aportado en la sociedad, será de cuatro mil ciento ochenta y cuatro pesos con ochenta y tres centavos m/nacional c/legal, importe de ganancias líquidas que arroja el saldo del Balance General que se efectúa en la fecha y firmado por ambos socios.
Vº - Los socios no podrán vender la parte que les corresponda sin previo consentimiento y mutuo convenio y en el caso de venta de los bienes raíces y mercantiles la preferencia de compra será para alguno de los socios.
VIº - Este contrato privado durará hasta que la sociedad se disuelva.
VIIº - Sucediendo algún desacuerdo entre ambos socios, las dificultades que surjan serán falladas por Árbitros o Amigables componedores y en ningún caso podrán recurrir ante los Tribunales o Justicia de la República.
Comprometiéndose ambos socios a respetar y dar por válido el presente contrato privado, firmaron de conformidad dos de un mismo tenor en el mismo lugar y fecha.

La "Fonda dela Amistad", como está escrito en el inventario del 4 de julio de 1900, funcionaba en un suntuoso edificio ubicado en una esquina frente a la estación, y era el comercio más próspero y exitoso de la naciente barriada del sur.
Con aquel contrato comenzaba la intensa actividad mercantil de la sociedad Prado e Iglesias; en un período de bonanza económica apuntalado por los ferrocarriles: la rutina semanal del "llega" y "sale" de los trenes, movía el engranaje sobre el cual el barrio crecía y se afianzaba.
Pero un día el alguien "soltó" el comentario perturbador: "la estación dejaría de funcionar". Tan penumbrosa idea ofuscaría horrorosamente a los vecinos; quienes, ante la necesidad de una confirmación oficial, remiten la siguiente carta…

Toay, Abril de 1925.
Al Sr. Presidente del Directorio de los Ferrocarriles de la República. Bs. As.
Los que suscriben, propietarios, industriales, ganaderos, agricultores, etc., tenemos el agrado de dirigirnos al Sr. Presidente y por su intermedio a quien corresponda, para exponer y peticionar lo siguiente:
Una versión circulante agita el vecindario no con poca sorpresa, la que, a ser cierta, ocasionaría ingentes perjuicios, razón por la cual nos apresuramos a reparar si posible fuera.
Esta versión consiste en la fusión de las Estaciones Oeste y Sud, quedando sin funcionamiento esta última.
Es de notar Señor Presidente, que las Estaciones de la referencia quedaron establecidas el año 1897, distantes un mil doscientos metros una de otra, formando circunvalación en los costados Este, Sud y Oeste de este Pueblo, lo que no tan solo favorece a la estética del mismo, sino que su movimiento diario, fomenta el progreso alcanzado hasta la fecha, mientras que la supresión del funcionamiento de la Estación del F.C.S., restaría tan preciados adelantos en un pueblo como el nuestro, iniciado -puede decirse- desde las vanguardias de la conquista, cuyos sacrificios de pobladores de tantos años, se verían prohibidos de los beneficios de progreso que constituye el funcionamiento de las dos Estaciones, Sud y Oeste.
No menos se perjudicaría la inmensa zona agrícola y ganadera que circunda al Oeste y Sud de la Estación a suprimirse, puesto que a estas poderosas ramas de progreso se les prolongaría la distancia para los embarques de sus productos como cereales, haciendas, etc., amén de las complicaciones que surgirían del trámite emergente.
Tal situación a ocurrirse, decididamente nos lleva hasta el Sr. Presidente, en-careciéndole por la vía que corresponda, una reconsideración del propósito o de la resolución para el caso se hubiere sancionado ya el hecho de fusionar ambas Estaciones.
En una palabra: queremos que continúen como están las mismas Cabeceras de Ferrocarriles, lo cual -desde ya- confiamos en la ecuánime disposición de la alta autoridad administrativa encargada de dirimirlo.
Saludamos al Sr. Presidente con nuestra más alta consideración y respeto.

Seis meses más tarde, llegaba la respuesta que todos deseaban. La carta del Ministerio de Obras Públicas naturalmente los tranquilizó; nada podía pasar porque allí estaba escrito...

Bs. As. 30 de Septiembre de 1925
Señor Aniceto Prado:
Toay - Gobernación de La Pampa
Para su conocimiento y demás efectos transcribo a Ud. el siguiente informe y resolución: "VARIOS FIRMANTES DE TOAY S/ QUE NO SE FUSIONEN LAS ESTACIONES FERROVIARIAS, DEL OESTE CON EL B.B. y N.OESTE".
En la Sección no existe antecedente alguno al respecto de que la estación Toay del Ferrocarril Oeste será común para los dos ferrocarriles de referencia, clausurándose la de Bahía Blanca N.O. Por consiguiente, tratándose de una versión sin fundamento, creo corresponde así hacerlo saber a los interesados y ordénese el archivo de lo actuado.-

¿Sería realmente una versión sin fundamento?... Otro hecho trágico acechaba: once años después, sorpresivamente la estación del sur deja de funcionar, desarticulando para siempre la vida del barrio y del pueblo. El 15 de diciembre de 1936 la decadencia comenzó a extender sus tentáculos, ante la actitud negligente e impasible de quienes tenían el poder de decidir.-


























































 

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