Aniceto Prado llegó a Toay
en 1897, posiblemente trabajando en el tendido de
las vías del ferrocarril. En aquellos últimos
años del siglo XIX, el avance del acero era
el avance de la civilización; y en un Toay
esperanzado (siempre esperanzado), el tren traía
los "aires" de optimismo que tanto urgían
en un pueblo que antes de ser tal, recibía
la noticia trágica; aquella que iba a determinar
buena parte de nuestra idiosincrasia actual.
En una joven sociedad cuyos individuos, muchos de
ellos inmigrantes, buscaban ávidos y simultáneamente
la "gran" posibilidad del desarrollo personal,
los comercios e instituciones comenzaban a surgir…
En el pueblo de Toay, 2º Departamento
de la Pampa Central, a nueve de Febrero del año
mil ochocientos noventa y ocho, los Sres. Aniceto
Prado por una parte y Cipriano Iglesias por la otra,
han convenido establecer un negocio mercantil frente
a la Estación "Bahía Blanca y Nord
Oeste" de este Pueblo con las cláusulas
siguientes:
Iº - El negocio mercantil girará bajo
la razón social Prado e Iglesias, y sus ganancias
y pérdidas serán partibles en partes
iguales.
IIº - El Capital aportado en la sociedad, será
de cuatro mil ciento ochenta y cuatro pesos con ochenta
y tres centavos m/nacional c/legal, importe de ganancias
líquidas que arroja el saldo del Balance General
que se efectúa en la fecha y firmado por ambos
socios.
Vº - Los socios no podrán vender la parte
que les corresponda sin previo consentimiento y mutuo
convenio y en el caso de venta de los bienes raíces
y mercantiles la preferencia de compra será
para alguno de los socios.
VIº - Este contrato privado durará hasta
que la sociedad se disuelva.
VIIº - Sucediendo algún desacuerdo entre
ambos socios, las dificultades que surjan serán
falladas por Árbitros o Amigables componedores
y en ningún caso podrán recurrir ante
los Tribunales o Justicia de la República.
Comprometiéndose ambos socios a respetar y
dar por válido el presente contrato privado,
firmaron de conformidad dos de un mismo tenor en el
mismo lugar y fecha.
La "Fonda dela Amistad",
como está escrito en el inventario del 4 de
julio de 1900, funcionaba en un suntuoso edificio
ubicado en una esquina frente a la estación,
y era el comercio más próspero y exitoso
de la naciente barriada del sur.
Con aquel contrato comenzaba la intensa actividad
mercantil de la sociedad Prado e Iglesias; en un período
de bonanza económica apuntalado por los ferrocarriles:
la rutina semanal del "llega" y "sale"
de los trenes, movía el engranaje sobre el
cual el barrio crecía y se afianzaba.
Pero un día el alguien "soltó"
el comentario perturbador: "la estación
dejaría de funcionar". Tan penumbrosa
idea ofuscaría horrorosamente a los vecinos;
quienes, ante la necesidad de una confirmación
oficial, remiten la siguiente carta…
Toay, Abril de 1925.
Al Sr. Presidente del Directorio de los Ferrocarriles
de la República. Bs. As.
Los que suscriben, propietarios, industriales, ganaderos,
agricultores, etc., tenemos el agrado de dirigirnos
al Sr. Presidente y por su intermedio a quien corresponda,
para exponer y peticionar lo siguiente:
Una versión circulante agita el vecindario
no con poca sorpresa, la que, a ser cierta, ocasionaría
ingentes perjuicios, razón por la cual nos
apresuramos a reparar si posible fuera.
Esta versión consiste en la fusión de
las Estaciones Oeste y Sud, quedando sin funcionamiento
esta última.
Es de notar Señor Presidente, que las Estaciones
de la referencia quedaron establecidas el año
1897, distantes un mil doscientos metros una de otra,
formando circunvalación en los costados Este,
Sud y Oeste de este Pueblo, lo que no tan solo favorece
a la estética del mismo, sino que su movimiento
diario, fomenta el progreso alcanzado hasta la fecha,
mientras que la supresión del funcionamiento
de la Estación del F.C.S., restaría
tan preciados adelantos en un pueblo como el nuestro,
iniciado -puede decirse- desde las vanguardias de
la conquista, cuyos sacrificios de pobladores de tantos
años, se verían prohibidos de los beneficios
de progreso que constituye el funcionamiento de las
dos Estaciones, Sud y Oeste.
No menos se perjudicaría la inmensa zona agrícola
y ganadera que circunda al Oeste y Sud de la Estación
a suprimirse, puesto que a estas poderosas ramas de
progreso se les prolongaría la distancia para
los embarques de sus productos como cereales, haciendas,
etc., amén de las complicaciones que surgirían
del trámite emergente.
Tal situación a ocurrirse, decididamente nos
lleva hasta el Sr. Presidente, en-careciéndole
por la vía que corresponda, una reconsideración
del propósito o de la resolución para
el caso se hubiere sancionado ya el hecho de fusionar
ambas Estaciones.
En una palabra: queremos que continúen como
están las mismas Cabeceras de Ferrocarriles,
lo cual -desde ya- confiamos en la ecuánime
disposición de la alta autoridad administrativa
encargada de dirimirlo.
Saludamos al Sr. Presidente con nuestra más
alta consideración y respeto.
Seis meses más tarde, llegaba
la respuesta que todos deseaban. La carta del Ministerio
de Obras Públicas naturalmente los tranquilizó;
nada podía pasar porque allí estaba
escrito...
Bs. As. 30 de Septiembre de 1925
Señor Aniceto Prado:
Toay - Gobernación de La Pampa
Para su conocimiento y demás efectos transcribo
a Ud. el siguiente informe y resolución: "VARIOS
FIRMANTES DE TOAY S/ QUE NO SE FUSIONEN LAS ESTACIONES
FERROVIARIAS, DEL OESTE CON EL B.B. y N.OESTE".
En la Sección no existe antecedente alguno
al respecto de que la estación Toay del Ferrocarril
Oeste será común para los dos ferrocarriles
de referencia, clausurándose la de Bahía
Blanca N.O. Por consiguiente, tratándose de
una versión sin fundamento, creo corresponde
así hacerlo saber a los interesados y ordénese
el archivo de lo actuado.-
¿Sería realmente una
versión sin fundamento?... Otro hecho trágico
acechaba: once años después, sorpresivamente
la estación del sur deja de funcionar, desarticulando
para siempre la vida del barrio y del pueblo. El 15
de diciembre de 1936 la decadencia comenzó
a extender sus tentáculos, ante la actitud
negligente e impasible de quienes tenían el
poder de decidir.-