Juan y Pedro nacieron
en días diferentes
de un mismo calendario,
mismo origen humilde
de dos distintos barrios.

Andando por la vida
Juan resbaló hacia arriba
Pedro caminó el llano.

Juan hundía sus manos
en el lodo
oscuro y aceitoso
y era fácil:
cada vez que lo hacía
llenaba sus bolsillos
que nunca se llenaban.

Pedro hundía sus manos
en la tierra
dura, fría, impiadosa,
con fatiga:
cada vez que lo hacía
extraía semillas
y volvía a sembrarlas.

Juan fue siempre más rico
Pedro no tuvo nada.
Juan, las manos de lodo
por más que las lavara.
Pedro, manos resecas
callosas, pero blancas.

Juan y Pedro en la vida
jamás se involucraron
Sobre el llano de Pedro
Juan volaba tan alto...

Cuando al fin se encontraron
lápidas desiguales
de un mismo camposanto
Juan con su mármol negro
Pedro las piedras blancas:
Iguales cuerpos muertos
fundidos en la nada.

Los hijos de Juan, ocultos tratando de quitarse el lodo
que los mancha.

Los hijos de Pedro siembran
bajo la luz del sol:
Sembrando, cantan.-