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Muerte de Calfucurá




Un héroe vuelve a su pueblo
Por Gustavo Scalcini


Los blancos ("huincas" para los mapuches) ya no consideran salvajes, casi animales, a los dueños de las tierras que a sangre y fuego se convirtieron más tarde en Chile y Argentina, y como gesto reconciliatorio los restos del gran héroe de la Nación Araucana, Calfucurá, dejarán de ser pieza de museo para descansar en paz.



Calfucurá -Piedra Azul, en castellano- fue el último Señor de las Pampas que negoció con gobernantes y combatió contra el ejército criollo, hasta que en su vejez fue vencido por tropas del presidente Domingo Faustino Sarmiento en la batalla de San Carlos, actualmente el partido bonaerense de Bolívar.

Su muerte no fue heroica, ni siquiera en un "entrevero"





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(combate). Calfucurá, el soberano absoluto de su pueblo durante unos 40 años, murió de pena, rodeado por la "chusma" (mujeres), pocos años después de que reconociera que, al caer sus lanzas, estaba todo perdido para los suyos. Una de las consecuencias de la derrota fue que su tumba fuera profanada por soldados de la denominada "Campaña del Desierto" contra el indio, que encabezó Julio Argentino Roca desde 1879, y que sus huesos terminaran en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. A más de 120 años, el Estado argentino decidió por ley que "deberán ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que lo reclamen, los restos mortales de aborígenes que formen parte de museos y/o colecciones públicas o privadas". Ante el cambio de visión de la historia y cuando ahora los otrora "salvajes" se convirtieron en "nuestros paisanos los indios" -como los denominó el general José de San Martín y luego en su libro el antropólogo Carlos Martínez Sarasola-, Calfucurá y otros aborígenes del siglo XIX volverán a recibir sus legítimos honores religiosos.
Hasta ahora el reclamo de restitución de restos por parte de la comunidad aborigen tuvo éxito con los caciques Inacayal (mapuche) y Paghitruz Gnor (ranquel), rebautizado Mariano Rosas por Juan Manuel de Rosas.
Junto a los restos de Calfucurá fueron solicitados por sus descendientes los cráneos del cacique mapuche Cherenal, los del "machi" (hechicero) Indio Brujo y los de un legendario y bravío capitanejo llamado Ghipitruz, todos en poder del mencionado museo.
Más allá del respeto por todos los caciques que surcaron estas tierras, los descendientes de los "antiguos" sienten por Calfucurá una admiración especial por haber sido el último gran emperador de la extensa Pampa, desde Mendoza hasta Buenos Aires.
La historia de poderío de este araucano llegado de Chile puede comenzar a contarse a partir de 1929, cuando Rosas asumió el gobierno de la provincia de Buenos Aires y dijo que negociaría con los indios pacíficos y enfrentaría a los insumisos. El entonces líder de los rebeldes era el cacique pampa Toriano, secundado por Calfucurá y su hijo Namuncurá (padre de Ceferino, "el santito de las pampas"), finalmente vencido por tropas de Rosas y de sus amigos indios borogas. Tras el fusilamiento de Toriano en Tandil, los borogas comenzaron a perseguir y matar a los vencidos y cometieron varias masacres, hasta que tres años después Calfucurá los emboscó, mató a unos mil guerreros y se llevó cautivas a todas sus mujeres.
La venganza de Calfucurá provocó un incesante avance de tropas de Rosas, que mataron uno a uno los caciques que encontraban y ese fue el momento en que "Piedra Azul" tomó el mando de todas las tribus conformando la Confederación Araucana, tras matar al cacique chileno Railef. El cuartel central del nuevo caudillo pampa fueron las tolderías de Salinas Grandes, donde, en forma inteligente, formó espías y perfeccionó su lenguaje castellano para comenzar a negociar de palabra y por escrito con Rosas (y después de la caída del Restaurador de las Leyes en la batalla de Caseros, con otros gobernantes).
Al descubrir que los nuevos gobernadores no tenían la mano dura de Rosas, pero persistían en usurpar las tierras pampas, Calfucurá lanzó una nueva campaña de grandes malones, saqueando estancias y pueblos enteros.
Mientras tanto, recibía los diarios de Buenos Aires y Paraná y se enteraba que, aprovechando la desunión nacional, podía negociar con el caudillo entrerriano Justo José Urquiza.
Tras sellar la paz con Urquiza, desconoció todo poder bonaerense y sus "conas" (guerreros) llegaron con sus "chuzas" (lanzas) hasta pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y hasta vencieron en la batalla de Sierra Chica (Olavarría) a Batolomé Mitre. Luego de Mitre fue el turno del general Hornos, quien enfrentó al poderoso ejército de Calfucurá en Tapalqué y también resultó vencido, por lo que los porteños, con la indiada a sus puertas, comenzaron a padecer el terror de ser invadidos en la propia gran ciudad.
Cuando su poderío parecía no tener límites, Calfucurá intentó una decisiva hazaña y le declaró formalmente la guerra al presidente Sarmiento. Fue su último gran error: resultó impensadamente vencido en la batalla de San Carlos y nunca más volvió a guerrear. Recluído en Salinas Grandes, Calfucurá pasó en adelante sus días inmerso en la tristeza hasta que el 4 de junio de 1873 dejó el legado de "no abandonar Carhué al huinca", porque ese era el paso obligado hacia el centro de la Confederación, y murió.
Calfucurá fue sepultado con los honores de un gran cacique y en su tumba fueron colocados sus ponchos, sus armas, su platería y unas 20 botellas de anís y ginebra, las que fueron bebidas por sus saqueadores años después, sin que les importara el valor sagrado de esas ofrendas. El teniente Levalle fue el encargado de recolectar los huesos y las pertenencias de quien había sido el temerario dueño y señor de las pampas, las que finalmente recalaron a fines del 1800 en el museo platense.
El éxito de la Campaña del Desierto terminó dándole la razón a Calfucurá como gran estratega de la guerra contra el "huinca": tras su muerte, Roca ordenó a su ejército ingresar por Carhué, arrasar Salinas Grandes y terminar con Choele Choel, el lugar secreto por el que la Confederación traficaba ganado a Chile.

Publicado en agencias en marzo del 2002
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